La segregación hoy. Conversaciones

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Papeles de trabajo #1

La segregación hoy. Conversaciones

3ras. Jornadas Nacionales de Salud Mental El obstáculo como oportunidad clínica en los sistemas de salud

Panel Juan Carlos Pawlow Juan Carlos Mosca Patricia Martínez Rubén Bustamante Patricia Barlaro Mariana Trocca

28 y 29 de abril, 2017. Mendoza

COLECCIÓN LECTURAS ÉXTIMAS


Papeles de trabajo #1: La segregación hoy. Conversaciones Distribución gratuita ISSN: en trámite

©2018, Fundación Medifé Edita Fundación Medifé Edita Lima 87, piso 8 Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C1002) www.fundacionmedife.com.ar info@fundacionmedife.com.ar

Dirección editorial Fundación Medifé Editora Daniela Gutierrez Directora de Colección Lecturas éxtimas Lic. Mariana Trocca Equipo editorial Mario Almirón Lorena Tenuta Laura Adi Diseño colección Estudio ZkySky Diseño interior y diagramación Silvina Simondet

Impreso en Argentina. Hecho el depósito que establece la ley 11.723. No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor. Esta tirada de 500 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de agosto de 2018 en Latingráfica, Rocamora 4161, CABA.


Acerca de la colección

El nombre de esta colección incluye un neologismo inventado por Lacan (extimidad) que conlleva una paradoja: algo que sin dejar de ser exterior nombra aquello que está más próximo, lo más interior. Lo éxtimo es lo íntimo, lo más íntimo que no deja de ser extraño. Esta colección será oportunidad para lecturas que vienen de otros campos que, sin ser del psicoanálisis, guardan con él una relación de extimidad. Apostamos a lo inédito, letras de otros sin publicar. Invitamos a que otras disciplinas nos muestren sus obstáculos, sus preguntas, dejarnos llevar por el decir de otros y en su lectura adentrarnos en lo lejano para luego, al modo de la Banda de Moebius, zambullirnos en lo más cercano de nuestra praxis. Es nuestro deseo volvernos un poco extranjeros a nosotros mismos y jugar con las letras de un nuevo decir para volvernos otro, por un rato. Y así, en ese juego reordenar lo propio de otra manera para finalmente recuperar el gusto de lo conocido. En la serie Papeles de trabajo, se publican distinto tipo de textos producidos por integrantes de los equipos de salud mental de Medifé. Se trata tanto de trabajos presentados en jornadas y coloquios, como así también textos producidos en el interior de nuestros debates y como producto de reflexiones surgidas en reuniones de equipo. Consideramos importante poner en circulación la lectura sobre nuestro quehacer y dialogar a través de la palabra escrita, como una salida exogámica que nos confronta con otras escuchas y nos obliga a ser estrictos en la transmisión de nuestras lecturas. Mariana Trocca


Ă?ndice


Apertura Juan Carlos Pawlow_________________________________________________11

Malestar en la cultura, lo universal y lo particular Juan Carlos Mosca_________________________________________________17

Las luces de Baltimore Patricia Martínez__________________________________________________23

Odio y segregación Rubén Bustamante_________________________________________________29

Del destierro subjetivo a la segregación Patricia Barlaro____________________________________________________35

La segregación hoy Mariana Trocca____________________________________________________41



Apertura Juan Carlos Pawlow

I. Los días 28 y 29 de abril de 2017 se llevaron a cabo en la ciudad de Mendoza las 3ras. Jornadas Nacionales de Salud Mental Medifé, con el título “El obstáculo como oportunidad clínica en los sistemas de salud”, en ese marco se realizó el panel titulado “La segregación hoy. Conversaciones”. Tuve el honor de coordinar la presentación del panel, pero además tuve el agrado de participar - en el rol de coordinador- de la serie de reuniones que durante más de un año tuvimos, preparando la mesa, con colegas y amigos de tantos años.

II. En 2015, al finalizar el Coloquio realizado por Medifé en Rosario, Mariana Trocca me invitó a pensar en ciertos fenómenos sociales y políticos que ocurrían en ese momento en el mundo. Su inquietud puntual fue: “¿Qué podemos decir los psicoanalistas de esto?”. Los hechos a los que se refería se resumían en una foto que todos recordarán: la del niño ahogado en aguas del Mediterráneo. Ese chico que -como dice en su trabajo Patricia Martinez;... parece dormir y nos despierta al horror de los que mueren en el intento de vivir. La imagen reflejaba el empeño de los que huyen del hambre y la guerra y se encuentran con una segregación creciente. Apenas uno comienza a atender a cierto tema parece encontrarse con éste a cada rato.


Días después de la pregunta de Mariana, un joven de veinte y pico de años, de buena posición social y económica, egresado de un prestigioso colegio que cursa una carrera universitaria y tiene un buen trabajo que su padre le consiguió; un chico de “una buena familia”, me planteó: ¿cómo va a valer lo mismo mi voto que el de un “trapito”? Claramente proponía en 2015 regresar al voto calificado. Comprendí entonces claramente que la cuestión de la segregación no era solo un asunto europeo: estaba delante de mí. La afirmación del joven muestra la prepotencia del narcisismo: que no atiende a las condiciones de sujeción de cada uno, desconoce las condiciones determinantes de la subjetividad. El ser o el tener (ya Juan Carlos Mosca hablará de esto) habilita a una posición de superioridad. El plantear con tanta anticipación el tema para un panel conlleva el riesgo de que el asunto pierda actualidad. Pero al contrario: 2016 fue un

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buen año para la segregación, diríamos que fue un activo en alza, un frenesí narcisista: el no a la paz en Colombia, el Brexit, Trump, el muro de Trump, el muro propuesto por un diputado en nuestra frontera con Bolivia, etc. La segregación es un valor en ascenso, y el marketing saca provecho. Lo noté este verano: en la ruta hacia la costa bonaerense hay un importante barrio privado que en los carteles de promoción resalta: “Colegio exclusivo para propietarios”. Me pareció un horror. Tener hijos para encerrarlos a 100 km de la ciudad, creciendo, jugando y estudiando con otros niños encerrados en las mismas condiciones, aislados de cualquier contaminación foránea: el paroxismo endogámico. Sin embargo, lo mismo que me horroriza es para muchos otros un valor preciado, de hecho eso es lo que el márketing resalta en aquel anuncio. Al comenzar a pensar sobre la segregación, el tema aflora en todas partes, en frases cotidianas que impregnan el lenguaje, como escribe Patricia Barlaro: palabras vacías repetidas hasta el cansancio, en generalizaciones sin sustento, que funcionan -sobre todo en los medios de comunicación- como faro de la opinión del sustantivo colectivo de la época; “la gente”. El tema está hoy más que nunca entre nosotros. El diálogo iniciado a partir de la propuesta de Mariana Trocca, siguió en la conversación que los integrantes de este panel sostuvimos


regularmente a lo largo de un año y medio por distintas vías: encuentros, lecturas y préstamos de libros sobre el tema, cadenas interminables de e-mails y haber visto juntos el excelente film documental “De una lengua a otra”, de Nurith Aviv. Tuvimos vacilaciones a la hora de titular este panel, provisoriamente se llamó: “Segregación y desarraigo” (propuesto en su momento por Rubén Bustamante), y creo que quedan trazas de esa denominación, pero finalmente llegamos a: “La segregación hoy. Conversaciones”.

III. Como anticipé al principio de este texto, nuestras conversaciones no terminaron el día de la presentación del coloquio, siguieron durante un tiempo y me permito compartir algo de ello. Transcribo aquí parte de un e-mail que envié al grupo y que trata de dar cuenta de la potencia de En balsas precarias se lanzan al Mediterráneo que ya no besa aldeas en atardeceres rojos, en sus playas queda como un símbolo el niño que parece dormir y nos despierta al horror de los que mueren en el intento de vivir. Esta frase me gustó siempre, posiblemente -en principio- por su estilo literario, por su potencia estética. Pero ahora creo que hay algo más. En el Seminario “De un Otro al otro” Lacan distingue al prójimo del Otro y para dar alguna intuición acerca del prójimo refiere a la imagen del grabado de Edvard Munch El grito.

Veamos los textos: (...) das Ding.... Freud introduce este término por la función del Nebenmensch, el hombre más cercano, ese hombre tan ambiguo por no saber dónde ubicarlo. ¿Qué es pues ese prójimo que resuena en la fórmula de los textos evangélicos, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’? ¿Dónde atraparlo? ¿Dónde hay, fuera de este centro de mí mismo que no puedo amar, algo que me sea más próximo?... Freud,

Juan Carlos Pawlow

la frase del texto de Patricia Martinez, que no es una frase cualquiera:

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en cambio, sólo puede caracterizarlo como algo absolutamente primario, que llama el grito.1 Entonces Lacan en ese mismo momento diferencia entre el prójimo y el Otro (y recordemos que en Ética del psicoanálisis ya había distinguido prójimo y semejante) : “El prójimo es la inminencia intolerable del goce. El Otro no es más que el terraplén limpio de él.” ¿Qué acentúa Lacan respecto de El grito? (...) ese grito, no necesita ser emitido para ser un grito. Yo retomé a propósito del tema el magnífico grabado de Munch que se llama El grito, y demostré que nada conviene más al valor de expresión de este grito que el hecho de que se sitúa en un paisaje calmo con,

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-no lejos, en la ruta- dos personas que se alejan, y ni siquiera se dan vuelta. Es esencial que de la boca torcida del ser femenino en primer plano que representa este grito no salga nada más que el silencio absoluto. Del silencio mismo que centra este grito surge la presencia del ser más cercano, el ser esperado, tanto más cuanto que está ahí desde siempre, el prójimo, que no tiene ninguna Erscheinung {fenómeno - aparición} sino en los actos de los santos.2 Lacan destaca que el grito no tiene necesidad de ser emitido, y que en el grabado las dos personas que podrían oírlo no lo escuchan. Y ¿por qué esto es esencial? Justamente porque si fuera escuchado entraría en el circuito del Otro, del inconsciente estructurado como un lenguaje. La referencia de Lacan es al “Proyecto...”, más específicamente al apartado sobre la “vivencia de satisfacción”. Es un pasaje muy conocido: “la vía de descarga” tiene una función secundaria importantísima: el entendimiento o la comunicación:

1 Lacan, J. (2008) De un Otro al otro. Seminario Libro 16, Buenos Aires: Paidós. 2 Lacan, J. (2008) Óp. Cit.


El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la acción específica. Esta sobreviene mediante auxilio ajeno: por la descarga sobre el camino de la alteración interior, un individuo experimentado advierte el estado del niño. Esta vía de descarga cobra así la función secundaria, importante en extremo, del entendimiento {Verständigung; o «comunicación}, y el inicial desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de todos los motivos morales.3 Lo que sucede en El grito es que esa función secundaria “fuente de todos los motivos morales” no se cumple. Es un grito no escuchado, no comunica. Lo que vuelve extraordinariamente potente la imagen del niño del Mediterráneo, ese que “parece dormir”, es que sabemos que no despertará y no lo hará nunca. Aunque lo esperemos no lo hace; el silencio allí es definitivo. La frase de Patricia Martínez aparte de su condición literaria, toca cena del sueño, y entonces podría despertar; y aunque sepamos que no va a despertar nunca, la denegación -a la que nos aferramos- permite por un segundo esa ilusión. De allí creo, deriva la potencia de su frase.

3 Freud, S. (1976) Proyecto de psicología, en Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud, Obras Completas Vol.I (1886-1889) Buenos Aires: Amorrortu.

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este punto: si el niño parece dormir es que transita aún por la otra es-

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Malestar en la cultura, lo universal y lo particular Juan Carlos Mosca

El psicoanálisis es primordialmente una práctica clínica, su extensión a otros campos, como el que en esta ocasión nos ocupa, es útil pero no excluyente ni exhaustiva. No se espera del psicoanálisis constituir una cosmovisión; otras disciplinas, como la sociología, la economía o la política, tendrían mucho que decir acerca de la segregación. Y cito a Freud; “Tanto para los hombres como para los conceptos, es peligroso que sean arrancados del suelo en que se han originado y desarrollado”.4 Con esta salvedad, y esta cita que menciona al desarraigo, pues ya estamos en tema. En El Malestar en la Cultura, señala Freud que el sufrimiento nos amenaza por tres lados: nuestro cuerpo, condenado a la decadencia, el mundo implacable con fuerzas destructoras y omnipotentes frente a la fragilidad humana, y también por nuestra relación con otros seres humanos. De las tres fuentes de sufrimiento, ésta última nos atañe. De las dos primeras no vacilamos en reconocerlas e inclinarnos ante lo inevitable. Muy distinta es nuestra actitud ante la de origen social; no llegamos a comprender por qué las instituciones sociales que hemos creado, para nuestra protección y bienestar, obtienen tan mal resultado. Según Freud, hallaríamos una pista en el precepto ideal postulado por la sociedad civilizada: “Amarás al prójimo como a ti mismo”, afirma el creador del psicoanálisis, es a la vez el rechazo más intenso de la

4 Freud, S. (1986). El malestar en la cultura, Obras Completas Vol. XXI (1927-1931), Buenos Aires: Amorrortu.


agresividad y es irrealizable. Y reflexiona: “Cuán poderoso obstáculo cultural debe ser la agresividad si su rechazo puede hacernos tan infelices como su realización”.5 El prójimo es amenazante como el mundo externo, pero también es parte de nuestra intimidad. Partenaire, objeto de goce, de identificación, de amor, de odio, rival, etc. Objeto tanto de tendencias amorosas como agresivas, y ambas tendencias son coartadas en su fin por la cultura, ese es el origen del malestar. Con estas premisas, ¿cómo pensar la segregación? Tanto la segregación del rasgo diferente, como su hermana melliza, la uniformización, pueden desembocar en formas totalitarias (en tanto aspiran a una respuesta total, una cosmovisión). Hagamos un poco de historia. Desde el período histórico moderno al contemporáneo, se fue deslizando el carácter del rasgo diferente.

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Deslizamiento de un rasgo que se apoyaba en alguna referencia al ser y se va desplazando luego hacia el tener. Es el movimiento del “antiguo régimen” al régimen liberal. L´Ancien régime fue la manera en que se nombró el sistema de monarquía absoluta anterior a la revolución francesa, y dominó la modernidad, entre el final del feudalismo y el surgimiento del capitalismo. Desde la antigüedad y hasta la caída de los regímenes absolutistas, el ser lo definía la cuna, se nacía noble o vasallo, como en la antigüedad patricio o esclavo. Y patricios eran solo los varones, en la nobleza europea de la modernidad había algún lugar para las mujeres; pero para unos y otros esos lugares estaban predestinados, por lazos de sangre y designio divino. Un noble podía empobrecer, por diversas circunstancias, o caer en desgracia, incluso terminar en el cadalso. Pero aún en el cadalso no perdía su nobleza (la horca estaba destinada al “común”, al vasallo o villano, el filo de la espada al noble). Esa cualidad le era innata y hacía a su ser. Los rasgos del ser pueden acompañarse por diversas investiduras y también rasgos corporales que diferencian unos de los otros, haciendo conjuntos. Por ejemplo, el ser vinculado a la etnia, ser blanco, ser negro, ser nativo, ser europeo; o el género, ser varón, ser mujer; o el origen, 5 Freud, S. Óp. Cit.


aristócrata de cuna o haber nacido siervo. O cristiano, musulmán o judío. Pero también al interior de cada conjunto se manifiestan, siempre, diversas formas de segregación. Además tenemos aquello que Freud denominó “Narcisismo de las pequeñas diferencias”, el que sucede entre vecinos y que implica una descalificación del otro que nos es más próximo. En ese pasaje de época, de la modernidad a la era contemporánea, fue decreciendo el peso del “ser”, pasando al “tener”, movimiento que se acelera después de la última postguerra. Coexisten desde entonces formas de segregación basadas tanto en el ser como en el tener. Lo uniforme y lo diferente se expresan en un plano en el cual pierde fuerza la segregación por raza, género, credo o apellido, y toma aumenta en otras formas. Si el mercado uniformiza gustos y hábitos, y podría pensarse entonces que habría allí lugar para todos; vemos que eso no sucede así, qué sólo hay sitio para aquellos que valen como mercancía y tienen capacidad de compra. Existe un hito histórico en la revolución francesa, el Tercer estado, los plebeyos, la naciente burguesía, destilos Derechos del Hombre, que aún reivindicamos. Ahora bien, hay un impasse en esa universalidad que coincide con la de la universalización del mercado; lo que se propone “Para todos” hace que la singularidad quede en los bordes y depreciada. Lo “hétero”, lo que causa horror, es lo que no entra en esa uniformización. Digo “hétero” pensando que queda pendiente tomar en cuenta para este tema, las fórmulas de la sexuación de Lacan. El campo de la ley y los derechos, incluidos los derechos humanos, pertenecen a la dimensión de la universalidad simbólica; pero la naturaleza del fantasma y del objeto de goce de cada uno, se resiste a su universalización. Como afirma Žižek6, en Mirando al Sesgo, la incompatibilidad del goce singular y la universalidad de la Ley, aun cuando fuera democrática, no tendrá solución. El “Para todos” de la uniformización es resistido con los rasgos de la diferencia.

6 Žižek, S. (2006) Mirando al sesgo. Una introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular, Buenos Aires: Paidós.

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tuye el poder de la nobleza y el clero; proclamando la universalidad de

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Tomemos un ejemplo reciente, el uso del velo o chador. En sí misma es una prenda insignificante, cargada de muchas significaciones. El estado laico y los derechos de la mujer son una conquista democrática. En muchos estados teocráticos, regidos por el Corán, la mujer está excluida de los derechos civiles y además debe vestir de cierta forma que oculte su cuerpo o al menos su rostro. Obligación que para muchas mujeres puede resultar absurda y humillante. Pero al mismo tiempo, resulta absurdo limitar hoy el derecho de aquellas mujeres que en occidente sí elijan vestir de esa forma. Francia, la cuna de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, discutía prohibir la denominada Burkini, (neologismo derivado de Burka y bikini), prenda que visten las mujeres respetuosas de la tradición islámica para ir a la playa. Esas mujeres no quieren que se las obligue a vestir como la mayoría, es decir que se las uniformice con la moda occidental, y fueron obligadas por la

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policía francesa a desvestirse en las playas. De manera humillante. En Francia se puede practicar topless y hay playas nudistas, pero una mujer no podrá elegir ir a la playa con su cuerpo totalmente cubierto. ¿No es una paradoja? Entones, si en un país regido por cierta interpretación de la ley coránica, el velo, el chador o burka son símbolos de la sumisión que somete a la mujer; en occidente el uso de la misma prenda puede ser símbolo de una resistencia cultural a la uniformización. Nuevamente queda del lado femenino decir NO, un No al para todos. Si estas paradojas, las tendencias agresivas y la segregación estructural, están en un impase. ¿Debemos entonces ser pesimistas? Freud también vivió una época en la cual el malestar, el odio, la segregación, estuvieron presentes. Al final de ese magnífico texto que es El Malestar en la Cultura7, nos dice cuál es su esperanza. Yo diría, siguiendo a Terry Eagleton8, que es una esperanza sin optimismo, pero esperanza al fin.

7 Freud, S. (1986) Óp. Cit. 8 Véase Terry Eagleton (2016) Esperanza sin optimismo, Madrid: Taurus.


Dice Freud: A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la agresión y la autodestrucción ---. Solo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario (Tánatos), más ¿Quién podrá augurar el desenlace final?9

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9 Freud, S. (1986) Óp. Cit.



Las luces de Baltimore Patricia Martínez

Once de septiembre de 2001, casi las nueve de la mañana. Un Boeing 767 se estrella contra una de las Torres Gemelas. La pantalla del televisor repite una y otra vez la imagen del avión atravesando paredes, y casi sin respiro, dieciocho minutos después un segundo avión impacta en su gemela. Los analistas políticos advierten que el mundo cambió, en la pantalla las imágenes se repiten y conmueve la gente que se arroja al vacío antes del derrumbe final de las torres. Es larga la lista que acude al recuerdo, sin método y sin fechas: bombas que sorprenden en Atocha, un noruego se carga cincuenta almas en una isla, alguien dispara a mansalva en una discoteca gay, o en un centro comercial de Berlín, o a la entrada o la salida de una escuela. Y su contracara: Policías que matan sin contemplación a cualquiera que porte un rasgo inadmisible, ya sean negros, portadores de una mochila o que parezcan musulmanes. A las puertas de la vieja Europa quieren llegar los que huyen de la guerra, del hambre. En balsas precarias se lanzan al Mediterráneo que ya no besa aldeas en atardeceres rojos, en sus playas queda como un símbolo el niño que parece dormir y nos despierta al horror de los que mueren en el intento de vivir. Ubicamos así, segregación, violencia, grupos o personas que se arrogan el supuesto derecho de matar a quiénes consideran un enemigo de “nuestra amable forma de vida”. ¿Y entonces? ¿Es posible pensar algo de este supuesto nuevo mundo que nos toca vivir? ¿Puede decirse algo sobre la segregación hoy?


Estas preguntas dieron origen al panel y fueron invitación a trabajar. No es seguro que pueda arribarse a respuestas, sería bastante poder plantear de manera más ajustada algunas preguntas: ¿Por qué trabajar sobre la segregación en el contexto de una jornada de salud mental sobre los obstáculos en la clínica? ¿Sí el mundo cambió mientras caían las Torres, ¿cambió la subjetividad?, ¿Estos cambios tienen algún correlato en la clínica?¿Por qué y para qué los psicoanalistas continúan ofertando su escucha como remedio a los males? Todos los atentados y muertes que conmueven, ¿responden a una lógica?, ¿a una misma lógica todos?, ¿tienen alguna racionalidad?, más aún, los analistas, ¿pueden o tienen que decir algo sobre estos sucesos? Cuando empecé a escribir aún no estaba candente en nuestro país la operación que quiere equiparar inmigrante a delincuente y justificar así la segregación con causa. Tampoco Trump era una cruda realidad

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como gobernante de la primera potencia mundial. En 1927 Freud escribió el Porvenir de una ilusión y allí dice: Con demasiada facilidad se tenderá a incluir entre las posesiones psíquicas de una cultura sus ideales, es decir, las valoraciones que indican cuáles son sus logros supremos y más apetecibles (…) La satisfacción que el ideal dispensa a los miembros de una cultura es de naturaleza narcisista, descansa en el orgullo por el logro ya conseguido. Para ser completa, esa satisfacción necesita de la comparación con otras culturas que se han lanzado a logros diferentes y han desarrollado otros ideales. En virtud de estas diferencias, cada cultura se arroga el derecho a menospreciar a las otras. De esta manera, los ideales culturales pasan a ser ocasión de discordia y enemistad entre diversos círculos de cultura, como se lo advierte clarísimo entre las naciones.10

10 Freud, S. (1986) El porvenir de una ilusión, Obras Completas. Vol. XXI (1927-31), Buenos Aires: Amorrortu.


Lacan11 también invita a reflexionar: “por qué pese a todo es preciso no pintarles un porvenir color de rosa? Sepan que lo que asciende y que todavía no vimos llegar a sus últimas consecuencias, se arraiga en el cuerpo, en la fraternidad, en el cuerpo, es el racismo, del que todavía ustedes no terminaron aún de hablar”. Lacan dirá que están el Bien, el Mal y la Cosa. El elemento extraño, extranjero, hostil, objeto de increencia y aversión es das Ding. Para el hombre el horror es ante la alteridad, el yo se constituye al precio del no yo, lo rechazado de sí que constituye un adentro y un afuera. La formación de un primer exterior no tiene entonces nada que ver con la naturalidad. Es un exterior de proyección invertida de un interior que no existe como tal, sino a partir de la Ausstossung, de la expulsión. Segregación, entonces, estructural a la constitución del yo y el odio que hace a la constitución del mundo. El Bien, el Mal y la Cosa. Pero el Bien solo puede estar a distancia, como referencia y aspiración, es un Bien a alcanzar no alcanzable, es un Entonces esta función de aproximación-distancia hace al campo de la cosa. Este campo se articula con la función de la negación freudiana que introduce la dimensión de la existencia a partir del rechazo del ser. La Cosa, el Bien y el Mal, para que en su intrincación se constituya la realidad freudiana, que se conforma sólo como consecuencia de la dependencia respecto del otro, es decir a través del complejo del semejante. Estoy tratando de articular lo que considero central, el concepto de realidad psíquica, lo cual supone que en tanto hablantes y nacidos a y por la lengua, nuestra realidad está marcada por la existencia de un más allá del principio del placer, más allá que pone entre paréntesis lo que es el Bien del sujeto. Es decir no hay ninguna con-naturalidad respecto del Bien. Es en la relación con el otro que nuestra realidad se constituye, pero los otros no son todos iguales, están los semejantes que se nos parecen con quienes compartimos rasgos comunes. Son “los que comparten nuestros ideales” como decía Freud en El Porvenir de una ilusión, 11 Lacan, J. (2016) …o peor. Seminario 19, Buenos Aires: Paidós.

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bien de expectación que debe permanecer en ese estatuto.

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el partenaire es otro tipo de otro, aquel que odioamamos por la diferencia sexual que introduce. Y está también el prójimo, con el que no cuenta ni la semejanza imaginaria, ni la diferencia simbólica, lo que cuenta es el cuerpo en su inquietante cercanía. Son esos otros que nos cruzamos en una discoteca gay, con los que subimos a un Boeing, que nos topamos apurados en la estación Atocha antes de tomar el tren. No nos atraen, ni los rechazamos necesariamente, no son de los nuestros, no pertenecen a los amigos o a los rivales, simplemente se encuentran en nuestra cercanía, Lacan lo nombra como la inminencia intolerable del goce. Y si hablamos del odio al extranjero, estamos suponiendo alguien que no lo es. Entonces hay algo que hace comunidad, y la pregunta es si ese “algo”

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puede reducirse al punto de identificación simbólica. Para Žižek12 , el vínculo entre los miembros de una comunidad implica siempre una relación común respecto de una Cosa, respecto del goce encarnado. Y volvemos a das Ding.: “Está relación a la Cosa, estructurada mediante fantasías, es lo que está en juego cuando hablamos de una amenaza a nuestra forma de vida representada por el Otro: es lo que se ve amenazado cuando, por ejemplo, un inglés blanco entra en pánico por la creciente presencia de extranjeros”. Para el filósofo esloveno el nacionalismo representa un dominio privilegiado de la irrupción del goce en el campo social. En última instancia la causa nacional no es más que la forma en que los sujetos de una determinada comunidad étnica organizan su goce a través de los mitos nacionales. Entonces lo que está en juego en las tensiones con el extranjero es siempre la Cosa. Siempre atribuimos al otro un goce excesivo: quiere robarse nuestro goce, arruinar nuestra forma de vida, quedarse con lo que nos pertenece y por lo cual no paga ni tiene derecho. En resumen; nos molesta del otro el modo peculiar que organiza su goce, su olor, su comida extraña, sus formas de vestirse, de celebrar, su 12 Žižek, S. (2016) La Permanencia en lo negativo, Buenos Aires: Ed. Godot.


actitud hacia el trabajo. Y no importa qué, puede que trabaje mucho y venga a robarnos nuestro sustento, o sea un vago irremediable. Muchas veces se pasa sin transición de uno a otro argumento. La paradoja básica es que concebimos nuestra Cosa como algo inaccesible al otro, al mismo tiempo que amenazada por él. De acuerdo con Freud, la misma paradoja define la experiencia de la castración, que dentro de la economía psíquica aparece como algo que realmente no podría ocurrir y aun así nos horroriza. Žižek13 afirma; “Lo que ocultamos al atribuir al Otro el robo de nuestro goce es el hecho traumático de que nunca tuvimos lo que supuestamente se nos robó: la falta (castración) es originaria, el goce se constituye a sí mismo como robado Podemos usar también en lugar de robo de goce, el termino técnico lacaniano de castración imaginaria”. No podemos decir que haya alguna novedad en lo expuesto, segregación y matanza son parte vertebral de la historia universal, lo segregado cambia según se lo nombre a través de la historia como bárbaro, musulmán y la lista se expande según época y lugar. Y entonces que cambió en el mundo, ¿Qué efectos tiene el desarrollo tecnológico, con su cada vez mayor eficacia técnico- científica a la hora matar? ¿Se desmorona el discurso amo, que ordena y acepta los límites de su propio poder y en su lugar se entroniza el capitalismo que rechaza el lazo con el otro? ¿La disgregación de los lazos sociales y la ausencia de ideales que algunos autores consideran signos de la época, determinan en la clínica la aparición de esos cuerpos sin historia que nos consultan por malestares diversos que no pueden ligar a su palabra? ¿Las depresiones, la impulsividad y los cuerpos trastornados, son a consecuencia de estos cambios? Para Lacan están la Cosa, el Bien y el Mal. Bien con el que hay que guardar una distancia. Pero ¿y si fracasa esa función de la distancia necesaria al Bien, tal como parece corroborarse hoy en día, es el Mal, la destrucción lo que se enseñorea? O para decirlo de otro modo, ¿la historia no nos muestra acaso, que no hay destrucción que no se realice 13 Žižek, S. Óp. Cit.

Patricia Martínez

hereje, judío, gitano, negro, cabeza, grasa militante, latino inmigrante,

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en nombre de un Bien Soberano, trascendental y universal con el qué no se guardó ninguna distancia? La negación es la capacidad del que habla de poner en cuestión su decir, capacidad de cuestionamiento que hace a la relación de quién habla con su palabra, negación necesaria para que la palabra subsista no tragada por la pulsión de muerte. Si algo enseña el psicoanálisis es que en la palabra reside la vida, al menos así entiendo el hermoso vel que nos ofrece Lacan: La palabra o la muerte. El psicoanálisis habla de la política pero especificando el síntoma, para dar lugar a lo que no anda, al malestar que la cultura supone y se refiere a los cuerpos pero especificando hablantes, pues lo que nos humaniza es la relación con la palabra. Y si bien partimos de una equivalencia cuerpo/ser, es para sostener que esa equivalencia se rompe si va a dar lugar a un parletre, por eso trajinamos por das Ding y la negación.

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Lacan estuvo en la ciudad de Baltimore para dar una conferencia, al mirar por la ventana ve las luces de la ciudad prenderse y apagarse y piensa que allí puede reconocerse la presencia de un sujeto. Sujeto que no es individuo, ni sustancia, sino la existencia efímera que se manifiesta en el momento de hablar y cuestionar nuestra palabra. Aún hoy, nuestra invitación sigue siendo la misma que hacía Freud, “venga y diga, hable, lo escucho”, porque a diferencia de otros discursos, incluso del campo psi, no hacemos equivaler el ser al cuerpo, se trata de las luces de Baltimore, de los cuerpos hablantes, de dar lugar a la palabra y no acallar el síntoma, pues sabemos que en la palabra reside la vida, y que aún está vigente; tal vez más que nunca, que se trata de la palabra o la muerte.


Odio y Segregación Rubén Bustamante

Existen referencias freudianas que permiten ubicar las condiciones estructurales de la segregación y las diferentes formas en que se revela en la actualidad. Un odio más antiguo que el amor, presente en Las pulsiones y sus destinos.14 Una expulsión primordial, Ausstossung, que funda un primer afuera como parte del Juicio de Atribución lógicamente anterior al Juicio de Existencia.15 Freud en El problema económico del masoquismo16 vuelve a afirmar la anterioridad lógica de la deriva de muerte y su inherente expulsión, configurando una exterioridad que hace signo. También el concepto de la Cosa, das Ding, indica el lugar inicial que ocupa en la estructura como la primera cosa que pudo separarse y por lo tanto hacerse mi prójimo. En Consideraciones sobre la guerra y la muerte17, Freud menciona un odio como resto que no puede ser absorbido por ningún pacto simbólico. El odio puede funcionar como un vínculo social, no sólo el que está presente en la ambivalencia de las relaciones con el otro, sino un odio puro, que se pone de manifiesto en el racismo y la xenofobia, vinculado a la pulsión de muerte sin ligadura, visible en las violencias tanto colectivas como individuales.

14 Freud, S. (1973) Las pulsiones y sus destinos, en Obras Completas Tomo II, Madrid: Biblioteca Nueva. 15 Freud, S. (1973) La Negación, en Obras Completas Tomo III, Madrid: Biblioteca Nueva. 16 Freud, S. (1973) El problema económico del masoquismo, en Obras Completas Tomo II. Óp. Cit. 17 Freud, S. (1973) Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, en Obras Completas Tomo III. Óp. Cit.


Cabe destacar también, el aspecto constructivo de la pulsión de muerte vinculada a la creación de los objetos técnicos que proporciona la ciencia, “La ciencia no ha sido otra cosa que el tiempo que le llevó al ser hablante el hacer coincidir la estructura significante con las exigencias de la pulsión”.18 Mientras la ciencia ofrece una vida más larga y con mejores condiciones, para una parte de la humanidad, paradójicamente, se vive un aumento exponencial de poblaciones excluidas. Las formaciones colectivas encuentran su cohesión en la referencia al ideal del yo, el semejante en su alteridad conmueve la estabilidad, siempre precaria, de esa instancia Ideal que regula todo el campo imaginario del sujeto. El sentido de pertenencia se basa en identificaciones siempre parciales, y se segrega todo aquello que no entra en el Ideal. Tanto los fenómenos que Freud denomina “el narcisismo de las

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pequeñas diferencias”, como su planteo en Psicología de las masas y análisis del yo19, respecto de las identificaciones en juego y su relación con el ideal, no alcanzan para dar cuenta del odio presente en las diferentes formas de segregación. Lacan señala en su texto Televisión20 que en el extravío de nuestro goce no hay más que el Otro para situar ese goce. Lo insoportable del goce del Otro se convierte en amenaza, cuando los que se supone vienen a ocupar nuestros espacios hacen surgir los fantasmas de invasión de lo extraño o extranjero. No es sólo agresividad imaginaria especular, donde el pequeño otro es testigo de mi fragmentación, sino que la cercanía de ese otro confronta con modos de gozar incompatibles. Se odia la manera en que se imagina el goce del Otro. Ese odio que se constata en la segregación y el racismo está dirigido a lo que funda la alteridad del Otro, el objeto plus de goce, es decir lo que es Real en el Otro simbólico. La condición para que se arme un conjunto de elementos es la extracción de un rasgo diferencial que opera como excepción y permite 18 Alemán, J. (1997) La experiencia del fin. Psicoanálisis y Metafísica, Málaga: Miguel Gómez Ediciones. 19 Freud, S. (1973) Psicología de las masas y análisis del yo, en Obras Completas Tomo III. Óp. Cit. 20 Lacan, J. (1977) Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión, Barcelona: Anagrama.


fundar la regla. Identificación a ese rasgo y exclusión. Exclusión de un goce en el conjunto de los seres hablantes. En términos míticos, la fraternidad, la instauración de la ley y el contrato social se logran a partir del asesinato de aquel que gozaba del todo, un padre originario que queda ubicado en el lugar de la excepción. En el origen de la fraternidad está presente la segregación. ¿Cuáles son los rasgos diferenciales de este tiempo que nos toca vivir? Las coordenadas simbólicas no son las mismas, ni el inconsciente algo estático, sujeto como está al discurso, y nuestras categorías conceptuales no tienen un estatuto estable y definitivo. Si Freud volviera a escribir El malestar en la cultura21 destacaría lo irreductible por nuestra condición de seres del lenguaje, sexuados y mortales y describiría nuevas y variadas formas en que se presenta ese malestar. Una de las formas del malestar es la segregación. Segregación que a veces funciona como resistencia a lo común del para todos de la globalización.

dad eran la restricción y prohibición vinculadas a la sexualidad, hoy, por el contrario, constatamos un empuje a la no restricción; las personas se sienten culpables de no gozar lo suficiente. El superyó revela para el sujeto la firma de su goce y surge siempre de manera contingente y paradojal. En esta época es de una severidad y voracidad no de restricción, sino de satisfacción sin límite. ¿Si el discurso ordena los modos de gozar, cuál es el dominante en este momento de la cultura? Un nuevo malestar vinculado a una sociedad de control en donde la figura del amo clásico se resquebraja, el propio capitalismo y su marcha ilimitada, que no conoce crisis por más que haya catástrofes sociales, y su despliegue incesante, erosiona todas las figuras de la autoridad.

21 Freud, S. (1973) El malestar en la cultura, en Obras Completas Tomo III, Óp. Cit. 22 Freud, S. (1973) La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna, en Obras Completas Tomo II, Óp. Cit.

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A diferencia de cuando escribió La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna22, donde Freud insistía en que las causas de la nerviosi-

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La sublimación es “elevar un objeto a la dignidad de la Cosa”23, con ese bombardeo continuo de imágenes y objetos que nos dedican la ciencia, la técnica y el mercado, la Cosa (das Ding) parece descender a la indignidad del fetiche. Afirma Debord, “Estamos en la sociedad del espectáculo, nombre de la mercancía en el capitalismo avanzado. Un empuje a que todo se diga, y que lo privado sea público, donde no hay velos, y todo se muestra”.24 En el discurso capitalista, pasaje del amo antiguo al amo moderno, se desplazó el lugar del saber, y la pérdida inherente a todo discurso se recupera y contabiliza como un plus, la plusvalía, que sigue siendo “la causa del deseo en el cual la economía hace su principio”.25 Como símil de discurso, introduce una nueva relación entre la falta vinculada al deseo y el exceso del goce, donde el lazo social está afectado profundamente ya que no tiene en cuenta un elemento de imposibi-

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lidad. Un ciclo infernal de aspiraciones siempre multiplicadas. El capitalismo no es sólo un sistema económico, sino un productor de subjetividad; en su forma actual es una maquinaria que produce cada vez más segregación y deshechos. Lacan anticipaba el ascenso de la segregación, señalando como figura precursora al campo de concentración y ubicando de manera correlativa la universalización del sujeto de la ciencia, “una segregación ramificada, reforzada en todos los niveles, lo que no hace más que multiplicar barreras”.26 Algunas postales de la escena del mundo: Las masacres de poblaciones civiles producidas por las invasiones bárbaras del imperio. Las barcas repletas de migrantes cruzando el Mediterráneo, las guerras fratricidas, los fundamentalismos, los atentados

23 Lacan, J. (1990) La ética del Psicoanálisis, en El reverso del psicoanálisis. Seminario 17, Buenos Aires: Paidós. 24 Debord, G. (1978) La sociedad del espectáculo, Valencia: Pre-textos. 25 Lacan, J. (1990) Psicoanálisis Radiofonía y Televisión, Óp. Cit. 26 Lacan, J. (1969) Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, en Revista Scilicet, Paris: Ed. Du Seuil.


sangrientos, la destrucción de obras de arte y reliquias históricas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, perpetrada por el ISIS en Irak y Siria. Aun así, son elocuentes los gestos de resistencia, como las masivas manifestaciones en distintos lugares del mundo de repudio al retorno de los dioses oscuros del totalitarismo. Se cierran las fronteras nacionales, se blinda Europa frente a los refugiados sirios y africanos. Estados Unidos propone la construcción de un gigantesco muro en la frontera con México. Un muro no es algo que sólo impide el paso, sino un símbolo de demarcación y exclusión; dentro de una comunidad también hay muros internos que operan cotidianamente, con mayor o menor visibilidad, que producen segregaciones. De todos los racismos el peor es el cotidiano, el chiquito que no culpabiliza. El que piensa, como le escuché decir una madrugada a un conductor de radio: “Yo no soy racista, sólo digo primero noampare. Pobres primero, negros después. Ahí están como esclavos en fábricas de barrios y suburbios. Bolivianos, peruanos, cabecitas. La Asamblea del Año XIII ya pasó y ellos ni siquiera saben que alguna vez los esclavos fueron liberados en Buenos Aires.27 Este rechazo propio de la lógica binaria y excluyente de la xenofobia y el racismo se justifica legitimando una identidad entre inmigración, desempleo, delincuencia, inseguridad y narcotráfico. Ese otro con su rasgo distinto se convierte en la causa de todos los males, y una vez identificado y expulsado, se podría ilusoriamente recuperar el orden y la estabilidad perdida. Dice Hassoun, “Cuando no asumimos la alteridad que nos constituye, nos tornamos sin saberlo racistas, (…) quitar el rasgo de frater al semejante y borrarlo así de la comunidad es un atentado contra la filiación misma”.28

27 Soriano, O. El desprecio, contratapa Página12, diciembre 1994. 28 Hassoun, J. (1996) Los contrabandistas de la memoria, Buenos Aires: De La Flor.

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sotros, después ellos”. Ellos no votan, no tiene voz ni ley que los

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Ubicar un rasgo diferencial en la relación con el otro, convoca a reconocer, tanto en uno como en el otro, la situación de carencia estructural de la condición humana. ¿El porvenir da para ilusionarse? ¿Cuál es el lugar de la ilusión hoy? Al final del texto El malestar en la cultura, Freud se preguntaba si frente a la pulsión de muerte todavía Eros tenía alguna oportunidad. ¿La humanidad en su propio devenir no estará socavando los fundamentos mismos de la cultura? Frente a la desposesión creciente del vínculo social, nuestra responsabilidad como analistas tiene en su horizonte promover que haya discurso y lazo social. Un lazo social, no por fuera del mercado sino por fuera de la lógica del mercado.

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Del destierro subjetivo a la segregación Patricia Barlaro

¿El discurso del psicoanálisis tiene o no incidencia sobre este modo de lazo tan emblemático, que anida en un discurso cuyo dominio se dirige al rechazo del prójimo? Esta pregunta orientó este trabajo, producto de los muchísimos encuentros con los colegas amigos que conformamos este panel, sobre la segregación hoy. Miramos abismados una vez más en el horror. Millones de vidas desplazándose y viviendo cuando lo logran, en campos destinados para su “refugio” en condiciones que degradan la vida humana. ¿Nuevo genocidio? Hoy son los refugiados, ¡qué nombre para nombrar a los sin nada! En el libro Los nuevos demonios29, Simona Forti, realiza un exhaustivo análisis del mal y el poder. Es interesante, porque nos saca del letargo que depara la pregunta de por qué existe el mal y nos arroja a la siguiente de por qué hacemos el mal. 4.835.189, un frío número que en abril de 2016 contaba la cantidad de sirios que se encontraban en condición de refugiados, entre Turquía (más del 50%), Líbano y Jordania, Iraq, Egipto y Grecia en menor cantidad y algunos países de Europa; Alemania, Serbia, Suecia, Italia, y en Latinoamérica algunos pocos en Uruguay y Argentina. Israel y Estados Unidos no reciben refugiados. Algunos datos de la historia: Siria se independiza en 1946 de la ocupación imperial francesa tras la independencia del imperio Otomano en 1918. Si bien a partir de 1946 se produjo un rápido y próspero desarrollo 29 Forti, S. (2014) Los nuevos demonios. Repensar hoy el mal y el poder, Buenos Aires: Edhasa.


económico, hasta la década del 60 Siria estuvo marcada por cataclismos, golpes de estado, veinte Constituciones distintas y la permanente guerra fratricida entre chiitas y sunitas, hermanos en luchas sangrientas por el lugar de únicos y verdaderos hijos de Alá, sacrificio asegurado para la eternidad. La guerra en Siria comienza tras Túnez, Egipto y el inicio de la rebelión en Libia en 2011, lo que en Occidente se conoce como la Primavera Árabe. En Túnez un joven de 26 años Mohamed Bonazizi se inmola como modo de protesta. En pocos meses 3 gobiernos pro-occidentales fueron derrocados, Túnez, Egipto y Libia. Se exacerban las manifestaciones contra la dominación estadounidense y el sionismo. La represión comienza a ser brutal. Se refuerzan los movimientos llamados infra estatales, Hizbulá, Hamas, ISIS (Organización del Estado Islámico). El gobierno sirio (el mismo hasta la actualidad) consigue ayuda de

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sus aliados, Irán y el movimiento chiita libanés Hizbulá, (en árabe Jitz partido de Dios), milicias de Pakistán, Afganistán, Irak y la guardia revolucionaria Iraní se suman al Ejército Sirio Libre, que ya se encontraba enflaquecido porque sus milicias desertaban para sumarse a los opositores al presidente. Los opositores, comienzan a armarse consiguiendo armas de Arabia Saudí y Qatar, destinadas especialmente a los grupos islamistas yihadistas wahabitas o salafistas30, conocidos como Al Qaeda e ISIS. ISIS lucha contra todos los bandos: las fuerzas gubernamentales, los rebeldes, las fuerzas kurdas también opuestas al presidente Sirio y contra las que arremete Turquía. En septiembre de 2014 una coalición internacional liderada por EEUU, con Jordania, Baréin, Qatar, Arabia Saudí, y los Emiratos Árabes Unidos comienza a bombardear al Estado Islámico. Francia inicia los ataques en septiembre del 2015 y el Reino Unido en diciembre del 30 El país de origen del wahabismo es Arabia Saudita. Esta es una corriente religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo creada por el reformador religioso Muhammad ibn al-Wahhab en el siglo XVIII. Con los fondos de exportación del petróleo y gases fósiles el movimiento, experimentó un gran desarrollo en 1970. Quienes no están de acuerdo con la ideología wahabista monoteísta son considerados apóstatas que deben ser ejecutados. Los wahabistas se arrogan la interpretación única de las palabras del profeta Mahoma a través del Corán. Su teoría es puritana. Muchas de sus creencias no son aceptadas por chiitas ni sunitas. Entre otras prohibiciones subrayo el cine, la música y la fotografía.


mismo año; los efectos de éstos son conocidos: bombardearon y arrasaron con poblaciones civiles completas. Rusia, en septiembre 2015, ataca a los terroristas de Al Qaeda e ISIS, pero además bombardea a grupos rebeldes contra Asad, que luchaban contra Al Qaeda y logra que el gobierno tome una zona clave en el norte Alepo. Sabemos en qué terminó Alepo. Hoy la guerra continúa, Siria está devastada y descuartizada en regiones regidas por las distintas facciones. Las monarquías del Golfo Pérsico, entretanto declaran haber entregado millones de dólares a Naciones Unidas para ayudar a los refugiados, sin embargo esas cifras ni se acercan a los miles de millones que aportaron para promover las guerras contra Siria y Libia desde el comienzo del 2011. Los refugiados lo saben y tienen sus razones para ni intentar acercarse a los países árabes, intentando llegar como sea a Alemania, los Países Bajos o Suecia, no a los países del este. Los refugiados llevan a Esta es, sobre todo, una guerra de intereses financieros, pero no solo. Los fundamentalismos del capital y los religiosos, van sembrando el campo para la seducción totalitaria, como sostiene el psicoanalista brasilero Contardo Calligaris31, concepto que mejor no perder de vista, ya que orientados hacia un saber cuya figurabilidad es el reino de las no diferencias, encontraremos lo peor a cada paso. ¿El tema de la “identidad” retorna en nuestra época como síntoma? Esa es la cuestión que venimos discutiendo. Ahora bien, ¿Qué es lo que hace que cada época tenga marcas de una subjetividad distinta? “el peso de das Ding en cada época”32, afirma Norberto Ferreyra aproximando una respuesta posible. Parecería que la cuestión del poder económico financiero por la vía de la acumulación de riquezas, la técnica ligada a la Ciencia, el mal ligado al exterminio, el neoliberalismo como una fase del capitalismo que empuja a más y más 31 Calligaris, C. (1987) La Seducción Totalitaria, en Revista Psyqué, Brasil: Universidade Sao Marcos. 32 Frase vertida por el psicoanalista Norberto Ferreyra en seminario del Campo Lacaniano Relato de Freud, invento de Lacan, de la palabra al objeto, 15 de octubre de 2016.

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Europa lo que Europa quiere olvidar.

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de cualquier cosa, son lo que segrega un discurso que abre paso a un tipo de lazo que no admite pérdida aunque sí produce desechos. Lacan escribe en el matema de los discursos, en el lugar del semblante; al agente, el que hace hacer cosas. A eso me refiero con época, no tanto al momento histórico, si bien los colectivos humanos en la historia cuentan, sino al modo particular en que los cuerpos van siendo moldeados, atravesados por el semblante actual. ¿Cómo se llega a quedar “aplastado” por un discurso, dispositivo o idea, que no permite que nada se pierda, ni se transforme, ni equivoque, ni malentienda? Una especie de pensamientos que se piensan a sí mismos. Eso es sumisión no determinación. Un semblante que empuja a la acumulación y a la asimilación sin pausa y sin resto, no se trata de la repetición que determina sino de la sumisión que comanda. El Quinto discurso que escribe Lacan, en El discurso de Milán33 lo

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llama capitalista, se trata de un modo particular de distribución de goce, comandado por un plus. El agente de ese discurso es el sujeto barrado que tiene relación directa con el plus de gozar, es decir, el objeto que en el discurso del Amo, discurso del Inconsciente, es el objeto del fantasma, siempre bajo la barra y opaco para el sujeto; determina los modos de goce a partir de la causa, siempre perdida. Puja por lograr ese encuentro que nunca se logra. Ese objeto, el del discurso del Inconsciente está en relación al deseo. Mientras que, el discurso capitalista promete ese encuentro, que borrará las diferencias. El capital de este discurso, es el poder de rechazo a la discordancia. “El Sujeto no advierte su fundamento S1, por lo tanto la hiancia que es efecto de sujeto se anula”34, y la verdad no cuenta como estructura de ficción. Por eso Lacan plantea que es un discurso que forcluye la castración. Calligaris35, sostiene una hipótesis muy interesante en la conferencia antes mencionada, habla de “la pasión inercial del neurótico a ser instrumento36 de un saber sabido y compartido”. A partir de esta hipótesis es posible desarrollar un poco más la noción de subjetividad de la época de 33 J. Lacan (1972) Del discurso psicoanalítico, Conferencia de Milán, 12 de mayo. 34 Meroni, Ma. del C. (2005) La dictadura del plus de gozar, Buenos Aires: Convergencia 35 Calligaris, C. (1987) Óp. Cit. 36 Las negritas son mías.


acuerdo al lugar de das Ding. En el seminario La Etica Lacan dice que “El mundo freudiano,… entraña que ese objeto, das Ding, en tanto que Otro absoluto del sujeto, sea lo que se trata de volver a encontrar”37 Calligaris toma los escritos de Albert Speer primer arquitecto de Hitler y Ministro de Armamentos del Reich, y sostiene que “desde el proceso de Nuremberg él (Speer) trata de explicar lo sucedido, tomando la posición de absoluta responsabilidad… reivindica su responsabilidad sobre el horror del genocidio del cual el pretende no haber sabido y dice: …‘lo sucedido fue un efecto de la técnica moderna, la guerra era inevitable porque estaban los medios técnicos para hacerla’”. 38 Calligaris llama a esta obediencia a un saber sabido, una forma específica de alienación en tanto el sujeto entiende que eso es lo inevitable, la obediencia irrestricta a un saber. Similar posición adopta Eichmann, verdadero arquitecto de la Solución Final, jefe del Servicio de Seguridad del Reich, y basa su defensa en una posición idealista de tal modo que es un hombre que vive para su idea39, la tarea que él debía llevar a cabo era la emigración forzada de Hannah Arendt en su libro Eichmann y el Holocausto, señala agudamente: “… la lucha de Eichmann con la lengua alemana que invariablemente lo derrota” 40 refiriéndose –por ejemplo- a cuando el jerarca nazi dice repetidamente en su exposición “palabras aladas” (geflügelte Worte) coloquialismo alemán para decir expresiones frecuentes, frente a esto y otros enredos con la lengua se disculpa frente al tribunal diciendo “mi único lenguaje es el burocrático”. Entiendo que Arendt señala que se trata de un lenguaje hecho de frases hechas. “Cuanto más se le escuchaba, (continúa diciendo Arendt) más evidente era que su incapacidad para hablar iba estrechamente unida a su incapacidad para pensar… no era posible establecer comunicación con él, no porque mintiera sino porque estaba protegido contra las palabras y la presencia de los otros y por ende contra la realidad (…)”.41 37 Lacan, J. (1973) Das Ding, en La ética del psicoanálisis. Seminario 7, Buenos Aires: Paidós. 38 Speer, A. (1985) Technik und Macht, Esslingen: Bechtle Verlag & Druck. 39 Las negritas son mías. 40 Arendt, H. (2013) Eichamnn y el Holocausto, Madrid: Ed Taurus (las negritas son mías). 41 Arendt, H. (2013) Óp. Cit.

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judíos de Alemania y tal cosa debía ser interpretada textualmente.

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Semblante de discurso que detenta una verdad inconmovible, el sujeto no tiene una relación de incertidumbre al goce del Otro, se construye un “significante limpio de goce”42, para que no exista ni el deseo ni la verdad. Palabras vacías repetidas hasta el cansancio, ataques de pánico con la descripción orgánica de sus síntomas, consumos de sustancias, impulsividad, depresiones, etc. son modos de nombrar algunas de las presentaciones clínicas que presenta ese semblante de destierro subjetivo. Simona Forti, en el capítulo titulado Estrategias de obediencia y ethos de la libertad plantea que devenir sujeto no significa sólo ponerse de escudo las presiones y las órdenes que llegan de afuera. Significa también “(…) saber llevar y soportar dentro de sí el conflicto y la división”.43 La sensibilidad de la época está en resonancia con los semblantes de discursos que la habitan, la discordancia, el desencuentro, arman una ficción de lazo con el otro, el lazo al otro siempre es ficcional, no

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verdadero, las cosas del amor y la cultura tienen que ver con esto. Si no hay ficción posible, solo queda el exterminio de aquello que es una amenaza a lo único. “Vivimos una época harto extraña. Comprobamos asombrados que el progreso ha concluido un pacto con la barbarie” se lee en el prefacio de Freud a Moisés y la religión monoteísta.44 Inventar cada vez el modo para que ese pacto no se siga realizando sin molestias ni interrupciones, puede ser una incidencia del discurso del psicoanálisis.

42 El concepto “significante limpio de goce” lo tomo de una clase de Anabel Salafia en FCL durante el seminario 2015 – Subversión o Terrorismo / Terrorismo o Tolerancia. 43 Forti, S., Óp. cit. 44 Freud, S. (1976) Moisés y la religión monoteísta, en Obras Completas Tomo XXIII (1937-39), Buenos Aires: Amorrortu.


La segregación hoy Mariana Trocca

Inicio mis reflexiones a partir del título de este panel. Por una parte “la segregación” que en un sentido amplio significa separar una cosa de otra de la que forma parte, para que siga existiendo con independencia. Y por la otra, el adverbio de tiempo “hoy” que introduce una temporalidad y alude a un tiempo presente, a lo que sucede actualmente, pero también deja la posibilidad de pensar más allá de lo actual; en una segregación estructural. Comienzo por esto último, ¿cómo pensar la segregación en la estructura del sujeto? Freud plantea que en la constitución del aparato psíquico las ligaduras no discriminan al Yo del objeto, sino más bien acogen en el Yo lo placentero para atribuir al objeto todo aquello que le provoque displacer. El Yo incorpora como propio todo lo que le da placer y expulsa lo que le produce displacer. El objeto es depositario de lo displacentero y se constituye en “lo odiado”. Es decir que en la constitución misma del Yo hay una segregación en juego: algo que forma parte del Yo (lo displacentero) queda separado de él. El Yo expulsa fuera de sí lo hostil (más tarde será lo familiar que se vuelve extraño, pulsión de muerte que le vuelve como extranjero). Esto explica por qué lo rechazado de sí es lo que se vuelve extraño. En este punto lo hostil, lo externo y lo extranjero coinciden. El problema con el otro es la distancia, ni demasiado cerca (el otro me traga) ni demasiado lejos (se pierde lo colectivo y el sentido de pertenencia). Justamente por eso –como dice Freud en Psicología de las masas45 “ningún hombre soporta una

45 Freud, S. (1976) Más allá del principio de placer. Psicología de las masas y análisis del Yo y otras obras, Obras Completas Vol. XVIII (1920-1922), Buenos Aires: Amorrortu.


aproximación demasiado íntima a los demás”. Casi todas las relaciones afectivas íntimas entre dos personas dejan un depósito de sentimientos hostiles que precisa, para desaparecer, del proceso de la represión. Este tiempo remoto en el origen del aparato psíquico, en el cual algo que formaba parte del Yo queda separado y “puesto afuera” como displacentero me lleva también a un lugar remoto de la lengua donde “hospitalidad” y “hostilidad” encuentran una misma raíz etimológica: ambas derivan del latín hostis extranjero y expresan dos caras de una misma moneda. En esta reflexión sigo a Jacques Derrida46, quien plantea que admite que el “extranjero desfavorable” será el enemigo y el “extranjero favorable” podrá ser huésped. Estos desplazamientos semánticos permiten ver una parte del problema: hostilidad - hospitalidad: ¿cuál es la relación entre ambas? En principio hay entre ellas un orden: la hostilidad es anterior a la hospitalidad (en términos freudianos, el odio es an-

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terior al amor). Entonces podríamos preguntarnos ¿cómo es posible que acontezca la hospitalidad en medio del ineludible hecho de hostilidad? Pensemos en los miles de migrantes que atraviesan el océano para llegar a mejores puertos, huyendo de persecuciones religiosas o políticas, por guerras o por normas locales que los someten a transformarse en represores o asesinos. Para huir de ese infierno desolador no admiten otra salida más que el mar. Se trata de un movimiento incesante de personas que abandonan su país de origen, viajando en condiciones infrahumanas, que con suerte llegan a un destino donde los espera la xenofobia y racismo. Al arribo deberán demostrar si son perseguidos políticos o religiosos o si escapan de una guerra (porque escapar de la pobreza no da derecho al asilo). En muchos casos quedan a la deriva, no son recibidos como refugiados políticos sino como si fueran inmigrantes ilegales. Nuevamente segregación: el estatuto de otro semejante no es tenido en cuenta. Quien debería recibirlos como anfitrión de manera hospitalaria, gira la moneda y arroja al extranjero su hostilidad. ¿De qué depende una cara o la otra? Jacques Derrida me orienta hacia una respuesta: descubre que en la tradición occidental siempre el extranjero (xenos) es quien trae la 46 Derrida, J. (2006) La hospitalidad, Buenos Aires: Ediciones de la Flor.


pregunta temible, pone en duda “lo natural” y con su sola identidad de otro y de diferente amenaza el orden establecido. A partir de allí (de reconocer en el otro una amenaza) surgen las leyes de la hospitalidad. La primera es pedirle al extranjero que se identifique: el dueño de casa tiene un nombre y le exige al extranjero que le demuestre el suyo. Será por eso que nos referimos a los inmigrantes que no deseamos como “los indocumentados”, allí entran categorías varias, algunas que resuenan aquí, en nuestros pagos: los manteros, los negros, los peruanos, los bolitas… la enumeración podría seguir. El hecho de no poder acreditar la propia identidad sitúa a los extranjeros en un terreno que disculpa a los dueños de casa de ser hospitalarios y condena a los migrantes a ser víctimas de cualquier abuso sin poder recurrir al Estado receptor: sin documentos no hay denuncia posible. Así es como esta diferencia ubica un rasgo del otro al que respondemos con amabilidad o con agresión. Y entonces se forma el “ellos” y el “nosotros” en función de un conjunto que podría surgir de diversas cualquier otro rasgo que muestra que no hay un solo modo de vivir, de vestir, de hablar, de comer… en fin de gozar. La segregación entonces es estructural. Con Lacan podemos avanzar y decir además que es efecto de discurso: En la sociedad todo lo que existe está fundado en la segregación… nunca se ha terminado completamente con la segregación… nada puede funcionar sin ella… es el efecto del lenguaje.47 La pensamos como una de las formas que adopta el lazo social, el malestar en la cultura. Para seguir avanzando me sirvo de la tesis de Colette Soler: La segregación como efecto, como consecuencia de la universalización.48 Hacer funcionar un “para todos” significa la supresión de las diferencias y dejar afuera la emergencia de la singularidad. No hay duda que la globalización produce segregación. Sin embargo, no toda segregación es necesariamente negativa: hay una segregación “voluntaria”, la de quienes eligen vivir en un barrio 47 Lacan, J. (1992) El reverso del psicoanálisis. Seminario 17, Buenos Aires: Paidós. 48 Soler, C. (2014) A propósito de la segregación, en Incidencias políticas del psicoanálisis. Tomo I, Madrid: S&P.

Mariana Trocca

marcas: la nacionalidad, el color de piel, el idioma, la etnia, el género y

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privado por ejemplo como un modo de estar al margen de cierta multitud. Pero hay otros destinos posibles de la segregación, mucho menos “amables” por cierto, sobre todo con quienes quedan fuera de algún “universo”. Me interesa pensar la articulación entre segregación y desarraigo. Hace un tiempo, a propósito de esta articulación, alguien podría decir que hay desarraigo cuando alguien no mata Pokemones o no come de vez en cuando un BigMac aún cuando no se mueva de su barrio. No es el caso de los miles de migrantes que comentaba recién, se trata de un exilio que los lleva al desarraigo. Esta migración “forzada” los arranca de raíz del lugar donde viven. Quedan fuera de sus tierras, también de sus lazos y su cultura. En muchas situaciones ocurre que también quedan fuera de la propia lengua que los habita, porque son recibidos en otro idioma que no comprenden ni son comprendidos, extranjeros también en este punto. El exilio llega a la lengua que cada uno habla, extranjeros

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a la lengua como aquel lugar que cada uno habita y con el que cuenta. ¿Qué consecuencias tiene para alguien este destierro, cuando implica migrar de la lengua materna a otra lengua? ¿Puede alguien quedar desterrado de su lengua materna? Arriesgo en principio una respuesta: de lo único que no podemos desterrarnos es de la lengua materna, como vehículo de lalangue. Para pensar estas preguntas, y como parte de nuestras investigaciones, me sirvo de una película que compartimos, cuyo título es De una lengua a la otra filmada en 2004 por la directora Israelí, Nurith Aviv. El film muestra el testimonio de 10 personas que llegaron a Israel entre los años 40 y 50 (nazismo, Segunda Guerra Mundial) y del relato de quienes hablan se desprende las consecuencias que ha tenido para cada uno la dificultad de apropiarse de una nueva lengua, en este caso el hebreo. A modo de presentación clínica, comparto con Uds. algunos recortes de los protagonistas del documental: • Todo inmigrante lleva en él dos lenguas, dos paisajes, un mundo dual. • Tenía que asesinar el ruso para eliminarlo de mi cabeza porque me hacía obstáculo, amenazaba mi capacidad para escribir. Era violento. Me quedó la música del idioma, los ritmos, que estuvieron ahí para mi poesía.


• Para mí el húngaro es como la leche materna, cuando escucho el sonido de mi lengua me atrae como un imán, me dejo llevar. Mi corazón se emociona con esos murmullos. Cuando murió mi padre me desplomé en el húngaro, lamenté en húngaro. • Éramos como tartamudos que hablan el idioma del cuerpo, no el de la lengua. Fue un esfuerzo enorme adquirir una nueva lengua. Sonaba como órdenes. No es una lengua que surge naturalmente, es más bien como llenarse de arena. • Un hombre que pierde su lengua materna queda mutilado de por vida. La lengua materna no se habla, fluye. Con la lengua adquirida hay que estar siempre atento a que nada extranjero la penetre. Los entrevistados tienen en general alguna relación con la palabra y el idioma: varios de ellos son poetas, escritores, músicos, traductores. Casi todos reconocen que en el proceso de pasaje de una lengua a la otra, la lengua materna era un obstáculo a sortear, muchos tuvieron la tiempo o definitivamente, la aparición de la lengua en la que nacieron. Pero al mismo tiempo, la lengua materna fue para muchos la posibilidad de encontrar en ella el ritmo, la música o la rima para escribir poesía, para otros un lugar donde refugiarse ante la tristeza o el dolor. Parece que la lengua materna produce un sentido de pertenencia del que es difícil desprenderse, tal vez porque ella nos hace sentir “como en casa”. En el año 1972, y a partir de un tartamudeo, Lacan dice varias veces “la la la”, lo cual le recuerda el laleo del bebé, y así introduce el neologismo “lalangue” para nombrar aquello que sin ser el lenguaje tiene una relación con él. ¿Qué es el lenguaje? El lenguaje está hecho de lalangue, es una elucubración de saber sobre lalangue... Lalangue nos afecta primero por todos los efectos que encierra y que son afectos.49 Entonces, los efectos que encierra lalangue son afectos, la angustia como aquello que nos afecta. Lalangue que también diferencia la lengua materna del idioma, concebido este último como un conjunto de signos propios de un grupo 49 Lacan, J. (1973) La rata en el laberinto, en Aun. Seminario 20, Buenos Aires: Paidós.

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necesidad de negarla, intentando reprimir de manera deliberada, por un

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o nación particular. Lalangue es un supuesto que nombra con este neologismo el modo que la lengua es abordada, al mismo tiempo que ubica el lugar de los equívocos como lugar de subjetivación. La lengua materna va a apoyarse en esta exterioridad que es la lalangue donde va a sentarse la posibilidad de hablar con determinados sonidos sí y otros no. Los seres hablantes (parlêtre, como lo llama Lacan) hablamos nuestra lengua, materna. Lalangue nos hace hablantes –dice Norberto Ferreyra, y rápidamente se pregunta ¿Por qué y cómo nos hace lalangue?50 En una clase del Seminario 20, Lacan comienza hablando de cuerpos que hablan, porque no hay sujeto cognoscente antes de decir seres hablantes (parlêtre); es decir que hay un paso del cuerpo al ser que ya está comprometido. Cuando hablamos lo hacemos con el cuerpo. Para N. Ferreyra es importante destacar que lalangue es donde está la singularidad misma. Esta singularidad –dice- está presente en lo que se

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dice, en lo que se escribe, en el sonido con el cual yo digo algo y deformo mi nombre. Y aunque después me llame de otro modo, o me olvide de esto porque tenía un año, no quiere decir que eso no me haya hecho. Eso es lo más singular. En este sentido lalangue da la materialidad con lo que se hace cuerpo.51 Entonces, ¿Cómo desterrar del cuerpo “eso que me hizo”? Lalangue es materna, ese todo -mítico- que hay con la madre y que puede permanecer con uno toda la vida. Por eso la lengua es materna, y como tal introduce un “hábitat”, un lugar en el que habita el sujeto, por tanto sólo se puede subsistir en una lengua a la vez. Aprender otra lengua implica para un sujeto que ésta pueda valer como su campo de lenguaje, campo en el cual se podría volver a soñar. Para concluir elijo compartir un texto de Isabella Bick52, que a los 84 años comenzó a escribir fragmentos de la historia de su vida. Son relatos que describen el trauma de haber emigrado con sus padres a los 8 años de edad desde la Italia fascista a los EEUU. Para superar la pena y el desarraigo los padres se negaban a hablar en italiano en la casa y así evitar 50 Lacan, J. (1973) Clase 12, en Aun. Seminario 20, Buenos Aires: Paidós. 51 Ferreyra, N., Lalengua, ¿Cómo nos hace? Clase del 18 de noviembre de 2016, en Seminario La interpretación, el ser, el cuerpo y el nombre. 52 Véase en http://isabellabick.com


recordar su antigua vida en Europa. La pequeña Isabella no les contaba que sus compañeros de colegio se burlaban de ella, estaba decidida a convertirse en una niña americana lo antes posible, así es que se pasaba las noches leyendo poemas en inglés, en voz alta. Sin embargo dice en su relato: “Cuando me iba a la cama a dormir sólo me arropaba en el abrigo marrón de cordero que había usado durante el viaje por mar, ese abrigo estaba dotado de cualidades mágicas porque envolverme en él me ayudaba a soñar con volver a mi casa en la Toscana con mi querida nana. Con el abrigo cerca, sentía que podía ocultar mi yo italiano sin perderlo del todo y sin revelar mi yo estadounidense que todavía estaba en desarrollo. Podía aferrarme precariamente a ambos un ratito más.”

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COLECCIÓN LECTURAS ÉXTIMAS


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