Editorial 6

Entretanto

Editorial 6

Entretanto
Compartir

En estos días la pandemia ha sustituido al clima en su eterno protagónico como soporte de la conversación. Si durante tantísimo las polirritimias de la atmósfera eran un modo de medir el pulso inflexible del tiempo pasando; ahora ese patrón ha quedado definitivamente desplazado por los vaivenes del covid-19. Cada día (semana, mes) algún matiz, algún acontecimiento relativo al virus ocupa nuestro pensamiento y las interacciones con los demás ofreciendo escansiones y oponiendo diferentes matices a ese camino homogéneo que lleva del deseo temprano con que amanecemos a la memoria crepuscular con que cerramos cada jornada. En el hermoso libro de Marcelo Cohen Un año sin primavera, el autor comenta qué subestimado está el valor de un tema que puede dar lugar a charlas de circunstancias, un incitador de la conversación, un punto de partida y por cierto un modo sin fin de presentes posibles. Pues algo de eso está pasando en todo el mundo y en todas las lenguas (y un modo de verlo es surfear por internet) con la pandemia. La conversación monotemática es decididamente global.


De la mano de Alejandro Katz y Nicolás Kwiatkowski, en el canal de YouTube de Fundación Medifé, puede verse Léxico de la pandemia, el ciclo de conversaciones sobre cómo el contexto de la humanidad afectada por un virus da nuevos sentidos a las palabras que durante mucho tiempo estuvieron descansando en lo que siempre habían querido decir. Y hay ciclos parecidos en muchos lugares del mundo y en varios idiomas. Todos nosotros conversamos, mediados tecnológicamente más que presencialmente, con otros y esas charlas suelen tener un primer momento de intercambio acerca de la pandemia: alguna glosa, alguna noticia, alguna anécdota, algún pesar. La afectación que el fenómeno tiene sobre nuestras vidas cotidianas es tal que ya nada ha quedado fuera; el virus es el medio a través del cual circula la conversación no sólo sobre la posibilidad de la enfermedad y la salud sino también acerca de toda la vida: lo íntimo y lo público, la casa y el trabajo, todos los desplazamientos de nuestros cuerpos en cualquier espacio. Como hacía mucho tiempo no sucedía, los intelectuales más reconocidos del mundo occidental y oriental escriben u opinan sobre la coyuntura –algunos con brillante pluma y aguda percepción el presente y hay varias compilaciones en circulación- y han hecho explícita su mirada con el riesgo que está implícito en lo inmediato, sin ocasión de consultar mucha bibliografía, de tomarse tiempo para pensar dos veces o incluso sabiendo que podrán ser desmentidos por los hechos en pocas horas. Es que éste es el momento en que hasta los saberes más autorizados padecen la precariedad de su propio conocimiento: las ciencias más vinculadas con la urgencia, aquellas que hablan sobre salud, enfermedad, epidemiología y comportamiento de organismos virales van sabiendo en tiempo real. Nuestros cuerpos, las acciones de todas las personas y sus afectos también padecen la precariedad de las certezas, y aun así sabemos que es tiempo de aceptar cuidarnos y asumir la responsabilidad individual por la salud colectiva.


Seguimos en casa, teletrabajando. Los programas de Fundación Medifé siguen ofreciendo contenido de calidad sin presencialidad alguna. Seguimos haciendo libros y éstos están disponibles sin costo como lo estaban antes de la pandemia, en este mes nuestro conversar transcurre en soporte digital (IG, YouTube y Facebook) y allí hablamos con expertos acerca de los asuntos que requieren ser pensados de maneras novedosas, más creativas y críticas: la educación a distancia, la cuestión ambiental, los desafíos del mundo del trabajo, las modalidades que tendrán los futuros –sí, todo es ya plural-.


Los vaivenes de la pandemia a diario se empeñan en defraudar toda previsión: siempre hay novedad, y de allí que la conversación sobre el asunto sea de momento infinita. En un momento cualquiera confluyen miríadas de sucesos que, con distinto paso, duran o se disipan para dar lugar a algo nuevo. Parecería ser ésta una de las características del presente. Los poetas, algunos poetas, saben que el lenguaje es una búsqueda de afinación de la palabra que nunca acierta el temperamento. Y como concluye el poema citado por Cohen en el libro sobre el clima: “Por suerte, vivíamos en un mundo con estaciones”. Estamos a la espera de buenas noticias, de la vacuna que nos permita regresar al afuera con algún grado de seguridad, con cuidados más conscientes. La esperanza, ese concepto tan antiguo que de repente se volvió también palabra que circula, está entre nosotros cada minuto de cada día.

En estos días la pandemia ha sustituido al clima en su eterno protagónico como soporte de la conversación. Si durante tantísimo las polirritimias de la atmósfera eran un modo de medir el pulso inflexible del tiempo pasando; ahora ese patrón ha quedado definitivamente desplazado por los vaivenes del covid-19. Cada día (semana, mes) algún matiz, algún acontecimiento relativo al virus ocupa nuestro pensamiento y las interacciones con los demás ofreciendo escansiones y oponiendo diferentes matices a ese camino homogéneo que lleva del deseo temprano con que amanecemos a la memoria crepuscular con que cerramos cada jornada. En el hermoso libro de Marcelo Cohen Un año sin primavera, el autor comenta qué subestimado está el valor de un tema que puede dar lugar a charlas de circunstancias, un incitador de la conversación, un punto de partida y por cierto un modo sin fin de presentes posibles. Pues algo de eso está pasando en todo el mundo y en todas las lenguas (y un modo de verlo es surfear por internet) con la pandemia. La conversación monotemática es decididamente global.


De la mano de Alejandro Katz y Nicolás Kwiatkowski, en el canal de YouTube de Fundación Medifé, puede verse Léxico de la pandemia, el ciclo de conversaciones sobre cómo el contexto de la humanidad afectada por un virus da nuevos sentidos a las palabras que durante mucho tiempo estuvieron descansando en lo que siempre habían querido decir. Y hay ciclos parecidos en muchos lugares del mundo y en varios idiomas. Todos nosotros conversamos, mediados tecnológicamente más que presencialmente, con otros y esas charlas suelen tener un primer momento de intercambio acerca de la pandemia: alguna glosa, alguna noticia, alguna anécdota, algún pesar. La afectación que el fenómeno tiene sobre nuestras vidas cotidianas es tal que ya nada ha quedado fuera; el virus es el medio a través del cual circula la conversación no sólo sobre la posibilidad de la enfermedad y la salud sino también acerca de toda la vida: lo íntimo y lo público, la casa y el trabajo, todos los desplazamientos de nuestros cuerpos en cualquier espacio. Como hacía mucho tiempo no sucedía, los intelectuales más reconocidos del mundo occidental y oriental escriben u opinan sobre la coyuntura –algunos con brillante pluma y aguda percepción el presente y hay varias compilaciones en circulación- y han hecho explícita su mirada con el riesgo que está implícito en lo inmediato, sin ocasión de consultar mucha bibliografía, de tomarse tiempo para pensar dos veces o incluso sabiendo que podrán ser desmentidos por los hechos en pocas horas. Es que éste es el momento en que hasta los saberes más autorizados padecen la precariedad de su propio conocimiento: las ciencias más vinculadas con la urgencia, aquellas que hablan sobre salud, enfermedad, epidemiología y comportamiento de organismos virales van sabiendo en tiempo real. Nuestros cuerpos, las acciones de todas las personas y sus afectos también padecen la precariedad de las certezas, y aun así sabemos que es tiempo de aceptar cuidarnos y asumir la responsabilidad individual por la salud colectiva.


Seguimos en casa, teletrabajando. Los programas de Fundación Medifé siguen ofreciendo contenido de calidad sin presencialidad alguna. Seguimos haciendo libros y éstos están disponibles sin costo como lo estaban antes de la pandemia, en este mes nuestro conversar transcurre en soporte digital (IG, YouTube y Facebook) y allí hablamos con expertos acerca de los asuntos que requieren ser pensados de maneras novedosas, más creativas y críticas: la educación a distancia, la cuestión ambiental, los desafíos del mundo del trabajo, las modalidades que tendrán los futuros –sí, todo es ya plural-.


Los vaivenes de la pandemia a diario se empeñan en defraudar toda previsión: siempre hay novedad, y de allí que la conversación sobre el asunto sea de momento infinita. En un momento cualquiera confluyen miríadas de sucesos que, con distinto paso, duran o se disipan para dar lugar a algo nuevo. Parecería ser ésta una de las características del presente. Los poetas, algunos poetas, saben que el lenguaje es una búsqueda de afinación de la palabra que nunca acierta el temperamento. Y como concluye el poema citado por Cohen en el libro sobre el clima: “Por suerte, vivíamos en un mundo con estaciones”. Estamos a la espera de buenas noticias, de la vacuna que nos permita regresar al afuera con algún grado de seguridad, con cuidados más conscientes. La esperanza, ese concepto tan antiguo que de repente se volvió también palabra que circula, está entre nosotros cada minuto de cada día.

Contenido vinculado

Editorial 64

La CASA está abierta Pasamos ya mitad de año, de un año diferente que trajo consigo un nuevo desafío: pensar formas nuevas para sostener la visibilidad de Fundación Medifé y su propósito en medio de un ecosistema cultural que da cuenta del ajuste estatal y la constricción general. No perdemos de vista nuestro compromiso y abrimos finalmente la CASA en julio -y hasta fin de año- con las propuestas que elegimos a través de la Convocatoria. El primer mes de actividades en CASA, ¡estuvo a pleno! Abrimos nuestro espacio en pos de fortalecer el vínculo con la comunidad, promover el arte, la cultura y el bienestar cediendo lugar a quienes nos propusieron actividades diversas, con audiencias distintas y a distinta escala. Es una hermosa y enriquecedora experiencia tener gente en la CASA a diario, y somos testigos del impacto positivo que puede generar un lugar abierto y acogedor, donde ideas, proyectos e iniciativas encuentran un espacio para crecer y darse a ver, donde se puede tejer redes y armar comunidades. En pocos días acompañaremos, por segundo año consecutivo, a ARTEBA, uno de los eventos culturales y artísticos más relevantes del país. En Costa Salguero, Fundación Medifé ofrece atención de emergencias médicas con profesionales y una ambulancia para cuidar que el disfrute de ese momento de encuentro de artistas, galeristas, museos, visitantes sea en un marco seguro. A través de esta colaboración, buscamos seguir impulsando la creatividad, el talento local y la diversidad, aportando a la difusión del arte y sosteniendo que es a través de la cultura cómo podemos también, vivir mejor, más sanos. Finalmente, no quiero cerrar este editorial sin recomendar la lectura de las novelas elegidas en la lista larga de nuestro premio Fundación Medifé Filba; es un repertorio de diez autores y sus producciones que ya fueron publicadas en 2024 pero que esta instancia las reubica en la conversación pública, las rescata de entre las novedades como piezas valiosas de la literatura argentina. En noviembre llegará la elegida, pero estos meses son una oportunidad de leer libros “curados” por expertos, seleccionados ya como buenos libros y que representan un variado panorama de lo que se escribe. Estoy segura de que vale la pena, lo recomiendo enfáticamente. Seguimos trabajando, hasta el mes que viene. Daniela Gutierrez Gerenta General Fundación Medifé

Editorial 63

Celebrando el invierno Queridos amigos y colaboradores, Estamos ya a mitad de año, comenzando casi la temporada invernal y recordamos que hace quince años, nuestra querida Fundación comenzaba su trabajo. Fuimos creciendo, definiendo nuestro perfil como la Fundación de una empresa de salud y por tanto alineando nuestras acciones al lema que -con mucha alegría y orgullo- nos mueve: Cultura para la salud. Gracias a todos los que nos acompañan, nos invitan a trabajar juntos, al equipo de FM y a nuestro Consejo de Administración que nos anima y sostiene. Es, además, el mes de las vacaciones invernales, las infancias descansan de la vida escolar y a través de nuestra alianza con el Museo Nacional de Bellas Artes, podrán disfrutar de algunos talleres vinculados con las prácticas artísticas para niños . También, por supuesto, retomaremos el impulso de dar a leer los hermosísimos libros ilustrados y graduados por edades, de nuestra colección Infancias. Se pueden bajar de la página para ser leídos, mirados y disfrutados en la versión digital. Fomentar la lectura, leerles o darles un libro a los más chicos, es promover un hábito que mejora la imaginación, rescata del olvido palabras y sus sentidos, enriquece la vida. Cada libro abre un mundo nuevo, amplía el horizonte de lo cotidiano y nos deja algo de regalo. Los animo a entrar en el enlace y ofrecer esta aventura. Para los grandes que leemos, para quienes seguimos con entusiasmo el hermoso premio de novela Fundación Medifé FILBA, este mes el jurado nos entregará la lista larga de finalistas. Alejandra Kamiya, María Moreno y Alan Pauls habrán elegido de todos los títulos que recibimos, las diez novelas que quedan seleccionadas en esta primera instancia. Cada año, esta instancia del Premio, me anima a pensar en mi biblioteca personal, en qué he leído y qué debería leer. Es un incentivo para tomarme el tiempo y darle una chance a la ficción en medio de la intensa realidad cotidiana. El proceso del jurado destaca lo que consideraron relevante de entre lo publicado el año pasado y las voces emergentes que enriquecen nuestro panorama cultural. ¡Estén atentos para conocer a los talentosos escritores que son parte de nuestro patrimonio literario! Estamos muy felices también de anunciar que, en julio, arrancan oficialmente las actividades de los proyectos seleccionados para alojarse en CASA, nuestro espacio institucional albergará a sesenta proyectos seleccionados cuidadosamente. Este es un momento muy especial para nosotros, ya que podemos seguir promoviendo la creatividad y el intercambio de ideas en un ambiente que fomenta el desarrollo de nuevos proyectos culturales y artísticos. Finalmente recibiremos en casa a Ekaitz Cancela Rodriguez, organizando junto al Centro Cultural de España en Buenos Aires, un encuentro entre académicos, periodistas y otros colegas, este momento de diálogo y reflexión será una oportunidad única para intercambiar conocimientos, experiencias y perspectivas que enriquecen la conversación sobre las nuevas tecnologías y su relación con la tecnología. Cancela ha publicado números libros, es editor y académico y en la charla entre pares permitirá abrir sentidos más alejados de lo habitual en el pensamiento sobre tecno políticas, los cambios en el mundo del trabajo y el sentido de la comunidad y la vida social en esta reflexión. Les agradecemos por acompañarnos en este mes tan especial y los invitamos a seguir participando en cada una de nuestras actividades. ¡Juntos seguimos construyendo un espacio vibrante de cultura y pensamiento! Daniela Gutierrez Gerenta General Fundación Medifé

Eduardo Halfon

Se hizo esperar, pero finalmente Eduardo Halfon visitó Buenos Aires por segunda vez, diez años después de su primera llegada. El escritor guatemalteco regresó en un gran momento: presentó en público Tarántula, su última novela, por la que ganó en noviembre de 2024 el prestigioso Premio Médicis en Francia a Mejor Novela Extranjera. Invitado gracias a la sinergia entre Fundación El Libro y Fundación Medifé, fue uno de los invitados estelares de la Feria del Libro de Buenos Aires y también tuvo, por fuera de la Feria, dos actividades públicas y gratuitas organizadas por Fundación Medifé. ¿Pero quién es Eduardo Halfon? Es un escritor que nació en 1971 en la ciudad de Guatemala. Halfon proviene de una familia judía con raíces en Polonia y Líbano. A los diez años, se trasladó con su familia de Guatemala a Estados Unidos, lo que marcó un quiebre en su identidad y lo impulsó a una búsqueda profunda de sus raíces. Reconocido por su estilo narrativo introspectivo y su exploración de temas como la identidad, el exilio y el legado familiar, su obra se caracteriza por una escritura precisa y cargada de simbolismo, que combina elementos de la autoficción con historias de su herencia judía y experiencias personales. Entre sus libros, breves y fascinantes, están El boxeador polaco (2008), Monasterio (2014), Signor Hoffman (2015), Duelo (2017), Canción (2021), Un hijo cualquiera (2022) y Tarántula (2024), todos publicados por la editorial Libros del Asteroide y disponibles en librerías de Argentina. Su obra ha sido traducida a más de quince idiomas. En 2011 recibió la beca Guggenheim, y en 2015 le fue otorgado en Francia el prestigioso Premio Roger Caillois de Literatura Latinoamericana. En 2018 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura de Guatemala, el mayor galardón literario de su país natal. Actualmente vive en Berlín.   ACTIVIDADES EN EL MARCO DE SU VISITA Lunes 5 de mayo | 19:00 h Entrevista pública Eduardo Halfon dialogó con Damián Huergo. En esta conversación, se recorrieron distintas facetas de sus libros y de su proyecto literario. Un diálogo informal para conocer más a fondo sus procesos de escritura y sus influencias. En la librería Eterna Cadencia, Honduras 5582. Actividad organizada por Fundación Medifé-Fundación Filba. Martes 6 de mayo | 17:00 h Conversación sobre escritura creativa Eduardo Halfon dialogó con Julián Gorodischer en el marco de la Maestría de Escritura Creativa de la Untref. La facultad abrió sus puertas para recibirlo, entre alumnos y profesores. Actividad organizada por Fundación Medifé-Untref y abierta al público. Reviví la conversación
Slide image Slide image Slide image Slide image